El verdadero espectáculo está en las gradas. Eso es lo que pasa cuando el público en cuestión viste únicamente de Prada –“Prada o nada”, ya saben-
Fuera de pista: vestidos cuajados de pedrería se combinan con abrigos de piel de colores y estampados pop art, tocados con plumas -por lo de hacer la india, supongo- y el toque sport de los calentadores combinados con sandalias de tiras y tacón.
Las chicas Prada saben como entretenerse y salen a divertirse siendo ellas un show en sí mismas. Espectadoras que acaban convirténdose en espectáculo, uno de luz y color. Y ellas, como decía la canción, “ni siquiera lo llegan a notar”La nueva campaña de Prada, realizada por Steven Meisel, nos presenta a un grupo de modelos que disfrutan de un partido de tenis, de béisbol, en el cine o en un concierto convertidas en auténticas groupies.
Ellas interpretan -lo intentan, de verdad- la emoción de cada uno de esos momentos.
Lo mismo siguen atentas la pelota y ponen caritas nerviosas en el último set, se alegran con la victoria de su equipo, aplauden o mueven los bracitos y gritan emocionadas. En el cine se tiran palomitas traviesas o se tapan los ojos durante una peli de terror.
Sus gestos y movimientos resultan tan ingenuos como su ropa. Ninguna será nunca una gran actriz pero que más da, son modelos y sus muecas torpes, adorables.
Al final, todas acabamos -ellas y nosotras- haciéndole la ola a Miuccia. Con su imprevisible mix nos ha vuelto a conquistar, como siempre.
Prada es el equipo ganador.