“My witness is the empty sky” Juan Vidal FW 2013

El tiempo detenido en una cuneta ve pasar a Victoria a toda velocidad conduciendo un descapotable.

Como una sombra imponente y misteriosa recorre una carretera infinita. Es el camino de una búsqueda sin tregua.
Porque viajar siempre es buscar sin saber muy bien el qué. Perderse momentáneamente para después encontrar de nuevo nuestro propio reflejo quizás, con suerte, algo cambiado.
Victoria hunde el acelerador y deja que su pelo se enrede con el viento y flote al girar una curva.
El Dodge blanco ruge fuerte, ella respira hondo y su tórax se expande limitado entre costuras precisas y cortes impecables. La velocidad de la huida y el frío sonrojan la piel nívea de sus mejillas. La mirada fija, se muerde el labio.
Las líneas rectas, puras y perfectas de su ropa. El camino cortando el horizonte. La sensación de libertad que siente al volante del descapotable es incandescente como el rojo escarlata de su vestido.
Las prendas en negro absoluto como el asfalto y un destello blanco que crece sobre la piel de un cuello eterno en forma de blusas trepadoras. La luz del sol naranja de otoño salpica de brillo las rosas cubistas de algunas piezas de ropa.
El marco de un cielo raso contempla el viaje. Victoria explota silenciosa y se expande aunque nadie lo note. Aunque su sensualidad solamente se intuya a través de las proporciones precisas y de su elegante apariencia.
Ella, decidida, avanza rompiendo fronteras dejando tras de sí kilómetros de historias, deseos yuna estela de elegancia tan potente como el olor a gasolina.
El único testigo de que Victoria siente, vibra y vive será el cielo vacío. El único motivo, la moda de Juan Vidal.

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