“Síndrome Balenciaga”

Principios de verano, el sol estrena Julio brillando con toda su intensidad desde primera hora. El termómetro del coche marca 34ºC.

Nada de esto me llamaría la atención si no fuera porque donde me encuentro, un día así incluso en estas fechas, es bastante extraordinario. Casi tanto como la jornada que me espera.

Estoy en Pamplona visitando a mi amiga L.B. y hoy viajamos en coche dirección Getaria, una pequeña localidad costera de Guipúzcoa donde se encuentra el Museo Balenciaga, motivo de este viaje y de la ilusión que siento desde que supe que lo visitaría.

 

Vista de Getaria desde el Museo Balenciaga

El Museo Balenciaga es un moderno edificio anexo al Palacio Aldamar que sirvió de residencia de verano a los marqueses de Casa Torres.
La arquitectura del s.XIX del palacio contrasta con la moderna estructura del edificio ideado por Julián Argilagos.
Líneas rectas, superficie oscura y el efecto del cristal que lo cubre consigue reflejar el paisaje integrándose así en el entorno.Pero lo importante, como debería ser en todos los museos, es el contenido y no tanto el continente.

 

Palacio Aldamar

 

En el interior, un recorrido por la trayectoria de Cristóbal Balenciaga que recoge todas las etapas creativas del diseñador. La exposición está dividida en seis salas: Comienzos, Día, Cóctel, Noche, Novias y Esencial.

La sobria elegancia del día representada en trajes de chaqueta y abrigos, rompen con la silueta new look anterior dando paso en las siguientes salas a los vestidos de cóctel y noche donde la fantasía, la riqueza de los tejidos y los juegos de volúmenes son los protagonistas.

Sin duda, estas dos salas fueron en las que más disfrutamos y no pudimos evitar jugar a imaginarnos a sus propietarias entrando en elegantes fiestas luciendo los maravillosos vestidos de Balenciaga y convirtiéndose así en el centro de todas las miradas. Primero generando sorpresa y luego admiración y envidias entre las asistentes.
Debieron ser momentos únicos, seguro.

También nos sorprende y comentamos esa contemporaneidad que desprenden los diseños del maestro y, no me extraña, pues fue un avanzado a su tiempo y han sido muchos los diseñadores que se han inspirado (y se inspiran) en sus creaciones.
Ya lo dijo Christian Dior : “La Alta Costura es como una orquesta cuyo director es Balenciaga. Los demás modistos somos los músicos y seguimos las indicaciones que él nos da”.

En la parte dedicada a Novias se observa que, a pesar del convencionalismo de estos trajes, Balenciaga también rompía con lo establecido yse distinguía del resto con patronajes y volúmenes perfectos que le daban un aire de nueva elegancia a cada vestido de novia.

Detalle de un vestido de novia

Entre ellos destaca el que luciera en su enlace la Reina Fabiola de Bélgica.

Vestido de la Reina Fabiola de Bélgica

La visita concluye con “Balenciaga Esencial” una sala que acoge una selección de piezas emblemáticas en cuanto a su concepto donde cada una va acompañada de un video explicativo en el que podemos ver una reproducción de los patrones y ensamblaje de los mismos.

Interesante montaje que deja aún más claro de donde viene que a Cristóbal Balenciaga se le llame “el arquitecto de la moda”

La visita se me hace corta y abandonamos el Museo algo deslumbradas por el contraste de la tenue luz del interior con el radiante día que hace fuera.

Salgo con una sonrisa, algo confusa y con una sensación muy agradable.
Me acuerdo entonces del famoso “Síndrome Stendhal” y me pregunto si lo que siento no será algo parecido, provocado por haber visto tantas cosas bellas reunidas en un mismo espacio.

Estoy segura que muchos amantes de la Moda vivirán algo parecido al visitar Getaria y disfrutar del Museo Balenciaga.
A esa maravillosa sensación la he bautizado con el nombre de “Síndrome Balenciaga” y les recomiendo que, como yo, la experimenten.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *